Refundar la policÃa bonaerense. Es el imperativo y la gran deuda con los ciudadanos. El camino no puede pasar por ponerles dinero a las policÃas municipales que no deberÃan existir. |
En la administración de la seguridad pública y la lucha contra el narcotráfico aquello que profesionalmente distingue a los que saben y tienen la responsabilidad de liderar procesos para alcanzar objetivos estudiados es planificar. Realizar un Plan, que puede ser de emergencia, de mitigación, de ocupación, uno que esté de acuerdo con circunstancias y necesidades del momento, o en su defecto uno que, eligiendo cuidadosamente las herramientas para alcanzar los objetivos, sabiendo con los medios humanos, sus capacidades y logÃstica, nos permita trazar las lÃneas de un Plan Integral de Seguridad y Convivencia. Y la Provincia de Buenos Aires necesita uno para los cuatro, ocho, doce años venideros.
Porque no lo tuvo ni con Arslanian como ministro de Seguridad de la Provincia (por no ir más atrás) ni con otras ineficaces administraciones como la del "sheriff" Granados y su slogan "ingrese a la policÃa: buen sueldo y obra social" abriendo la tranquera para que ingresaran personas sin vocación alguna y con estilos y tipos de vida que harÃan imposible que alguna vez hubieran pasado un tamiz serio y responsable de selección; o la gestión no hace mucho finalizada de Cambiemos en el Ministerio de Seguridad, cuyos parecÃan tener una empresa de demoliciones con su inventado Ãndice de éxito de lucha contra las drogas, al anunciar cada "bunker" (ladrillo hueco y techo de chapa) que demolÃan, como si eso nos indicara que habÃamos ganado una batalla contra el narcotráfico, cuando solo fueron detenidos delincuentes menores, merenderos, de caminar en ojotas en calles de barro. Narcos, Narcos, lo que se dice verdaderos jefes capos de organizaciones con ramificaciones directas con Colombia o México como las que yo conozco y vi en forma directa actuar en MedellÃn y el golfo de Urabá, nada de nada.
La provincia nos debe eso: un plan.
Falta mucha valentÃa en nuestros dirigentes polÃticos para llevar adelante esa lucha. No se le animan a esa que será una guerra desatada. ¿CobardÃa? ¿Ojos cerrados? La historia y los muertos por consumo y de lucha entre bandas nos lo dirán. Aquella que desde la administración provincial se lo propuso con fuerza, convencimiento y determinación, se quedó en el camino. Quizás no la interpretaron, quizás no la escucharon, quizás la desobedecieron, o solamente tuvo la mala suerte de no contar con los colaboradores adecuados. La droga siguió fluyendo y transitando la provincia sin problema. Llegamos ahora a este profesional del derecho y de la medicina, que quiere hacerle creer a la población que, por ser médico del glorioso Ejército Argentino, tiene la capacidad teatral de vociferar haciendo como que eso es "mando" y de liderar una fuerza policial que se halla a la deriva desde hace muchÃsimos años por motivos propios y otros impuestos.
Aquà estamos como suelo decir, de mal en peor. Por acción u omisión, por negligencia o por interés polÃtico propio de quienes fueron y son responsables, tenemos una seguridad publica en la provincia que no pudo haber caÃdo a mas bajos niveles de efectividad como los que tiene hoy.
Cada uno de los que tuvieron responsabilidad le sumaron una sandÃa al collar de un cuerpo policial que estaba en el barro. Consecuencia, la institución policial se hundió. Carecemos de profesionales bien formados, dotados de valores, con vocación de ser y sentirse policÃas, y que no se sientan simples números dentro de una estructura burocrática que sirve a los fines polÃticos de quien lidera el Ministerio. En definitiva, nuestra policÃa, malÃsima, mala, regular, buena, con vocación o no, arriesga su vida en ocasiones sin contar con los medios logÃsticos ni la capacitación para usarlos. Hace un tiempo le dije a un altÃsimo funcionario de la provincia que cuando mataban a un policÃa en acto de servicio, habÃa que recordarle a la sociedad que nos habÃan matado a "un servidor público" y no a cualquier persona, que habÃan matado a un "integrante de la fuerza que protege a la sociedad", y que como mÃnimo debÃamos dar ese fuerte mensaje dolido hacia dentro de la institución y hacia afuera, a la población, concurriendo al menos a los funerales el propio ministro del área y el Jefe de PolicÃa. Creo que lo grafiqué como que "una manija del cajón era reservada para el gobierno".
Fuese cual fuese el gobierno, ninguno puso la mira en el hombre policÃa y en la mujer policÃa, en respetarlos como tal, y sin entender que no puede haber seguridad sin un integrante totalmente integrado y seguro al lugar donde pertenece, con vocación de servir y que se siente parte de la institución. Desde el actual ministro hacia atrás, todos sin excepción decidieron usar la institución para salir medianamente indemnes de la gestión. A la vista, los resultados: otro acto más de una obra teatral llena de actores amateurs, que no arranca a tiempo, y que promete seguir siendo horrenda.
¿Plan? ¿Cuál plan?
Un Plan de Seguridad está dado por trazar una lÃnea priorizando iniciativas importantes, para cumplir con sus objetivos y metas. Esa serÃa la acepción fácil del significado. Pero cuando hablamos de seguridad pública, debemos tener como componentes importantes y sensibles, la fuerza y capacidades con las que contamos, la geografÃa, la población y sus diversos niveles socio cultural económicos, el tipo y desarrollo del delito a lo largo de los años, entre muchos otros.
Hoy parece que, por los anuncios del presidente junto al gobernador, la Nación nos va a dotar de recursos. ¿El ministro Berni no está en la foto? ¿Lo que nos van a dar para apagar el fuego del delito y la violencia es lo que Berni escribió en su Plan de Seguridad cuando abordó la Provincia de Buenos Aires o recibimos cualquier cosa porque total carecemos de plan?
Según la prensa, "Nación desembolsará 12.000 millones de pesos para auxiliar a la provincia con una inversión en seguridad para el conurbano, dinero que se repartirá entre los intendentes para que sean ellos -y no el Ministerio de Seguridad bonaerense- los que ejecuten las licitaciones de equipamientos, patrulleros, cámaras de monitoreo". Todo esto hace suponer que el dinero ficticiamente pasará por la Provincia, donde el ministro no tendrá injerencia, y será una fuente de recursos más para los intendentes que en su "buen saber, entender y honestidad intelectual en materia de seguridad" invertirán los recursos porque se les quema el rancho del Gran Buenos Aires.
Nuevamente se cae en el error de poner en manos de caudillos polÃticos el potenciar las llamadas policÃas locales, sus propios ejércitos territoriales, que de ninguna manera deberÃan de existir.
La administración Scioli hizo polÃtica con la seguridad, Ritondo -equivocadamente a mi entender profesional y por carecer de un entorno con conocimiento en manejo de fuerzas policiales y en seguridad pública- la continuó, y el histriónico Berni seguramente de salida más temprano que tarde terminará aceptando lo que le tiren, aduciendo quizás que no pudo culminar una exitosa gestión, porque no tuvo el apoyo necesario, o esperando el salvataje de las fuerzas federales que en lugar de estar cumpliendo con sus funciones indelegables, como la custodia de la frontera del paÃs, deben venir a salvarle las papas al ministro de Seguridad de la provincia. Le espera seguramente una exitosa gestión polÃtica en algún cargo que no es la seguridad. Siempre hay publico para comprar espejitos de colores.
No existe Plan Profesional alguno. No existe referenciación en modelos de éxito de América Latina. Los funcionarios que pasaron no tuvieron la valentÃa de comenzar a refundar una policÃa que fue la más profesional del paÃs, y que como dije, ingresó en la decadencia por errores propios y por manejos polÃticos. Justamente lo que menos se necesita hoy para esto es un polÃtico que, como vengo diciendo, siempre siempre son funcionales a sus propios intereses. Se necesita un hacedor sin más aspiración que la de tratar de hacer las cosas que se deben hacer.
Socarronamente y con dolor digo: "haga fila y retire su uniforme". Porque, de seguir asÃ, vamos a un modelo dual de seguridad, donde el Estado provincial hace como que nos cuida, y nosotros los ciudadanos debemos defendernos y terminar en la peligrosa justicia por mano propia.
Asà estamos y hacia allá vamos.
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